Una vez superadas las fases de estimulación ovárica y la punción folicular de una FIV, y dentro de la fase fecundación en el laboratorio es cuando se puede aplicar la técnica FIV/ICSI.
Los procedimientos FIV han permitido a numerosas parejas tener descendencia, pero para que tenga éxito la fecundación del óvulo en el laboratorio es preciso aportar un número suficientes de espermatozoides morfológicamente normales y móviles, circunstancia que no siempre se produce. Para solucionar éste problema surgió en 1992 la técnica de Microinyección intracitoplasmática de espermatozoides: ICSI.

En éste procedimiento se inyecta un sólo espermatozoide en el óvulo para ser fecundado, por lo que, a diferencia de la FIV clásica, puede realizarse con muestras de semen de bajísima calidad; incluso en casos de ausencia total de espermatozoides en el eyaculado, ya que en estos casos obtenemos los espermatozoides directamente del epidídimo o del testículo mediante una pequeña intervención practicada al varón, llamada biopsia testicular y que realiza el andrólogo bajo anestesia local y de forma ambulatoria. ver foto

Esta técnica está indicada cada vez más en todos los tratamientos pues da más garantías de obtener embriones. Tras la fecundación los preembriones se depositan en un medio de cultivo, al calor de un sofisticado equipo que se denomina incubador. A partir de éste momento se programa el inicio de la fase transferencia de embriones. ver foto